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domingo, 5 de mayo de 2013

Cuando se tiene una buena historia.


Las buenas historias no se cuentan, no se filman, no se escriben, no se dibujan, no pueden nacer de una ocurrencia o una genialidad; las buenas historias se hacen, se viven y se magnifican, se consolidan, se agigantan y aun en los capítulos más infames los protagonistas protagonizan y los demás orbitan al rededor de ellos.


Los héroes solo son tan grandes como los villanos a los que enfrentan, los animadores nunca necesitaran el primer plano (destacan por propia personalidad), los personajes prescindibles mueren o desparecen, no por que fueran a robar cámara o protagonismo, desaparecen por que resultaron grises, mediocres o innecesarios, algunos de ellos se niegan a desaparecer pero al final solo darán un cameo solidario antes de ser borrados o sepultados bajo su innecesaria presencia...

Las buenas historias atrapan a los que las ven, duelen a quienes las desean, aburren a quienes no las tienen y enajenan a quienes las han añorado.

Las buenas historias a lo mejor no duran mas que su final feliz en la memoria del mundo, pero perduraran como ejemplo de lo que siempre será una buena historia.

Las buenas historias no solo son de amor, justicia o triunfo, pero siempre incluyen todos esos elementos.

Las buenas historias no tienen estrellas en el firmamento, solo obreros trabajando de sol a sol por que sus historias sean bien construidas.

No hay buenas historias cuando se quieren aderezar con proezas y poemas desde la propia boca de quien las vivió, pero saben muy bien cuando se ven de primera mano.

Pero para ser francamente ciertos, no hay reales parámetros para decir que es una buena historia, pero créanme que cuando vivo la mía, cuando es aderezada por quien ha llegado a ser mi heroína, cuando es magnificada por que lo que hemos pasado y vivido, cuando mi buena historia levanto del olvido a ese viejo histrión que es mi destino, cuando gracias a esas dulces actuaciones, a esas amadas sonrisas entre escena y escena, a ese beso increíble pero posible, a esas dificultades entre cómicas y monumentales, el rumbo que esta aventura acondiciono, me siento feliz, de que de la mano de esta musa atrapa momentos, esta poetiza a lo Álvarez Bravo, con voz de jazz y ánimos de mariposa, mi Dolce conmemoración hacer dueto en esta ranchera metalera post alternativa pieza con este pelafustan de buenos sentimientos, les digo mi amable lector, que se están perdiendo de una muy buena historia.

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